martes, 10 de febrero de 2015

Lección aprendida


Yo estaba pasando por una de mis luchas, fue un período que me tubo re afligida. Sentía que todos me estaban atacando y muy sola; pero a la vez, estaba indignada.

No soportaba ver como personas que se creen y dicen ser hijos de Dios, hacían todo tipo de maldades, sólo por ocupar un lugar, que ante Dios no existe.


Es indignante ver como por la envidia se destruyen personas y apartan a muchas de ellas. Y lo peor, saber que aunque quieras no podes cambiar las cosas, te sentís atada.

Y para mi desgracia, había vuelto a cometer el mismo error, había dejado de evangelizar; no porque me estaba enfriando sino porque pensaba así: "para qué traer esas almas sufridas, para que sufran más!!? Para que le hagan lo mismo que a mí!!? Que se burlen de ellos y los humillen como si ellos no merecieran la Salvación!!?" Pero no me daba cuenta que ese pensamiento era errado, equivocado.

Entonces, hablé con Dios y le pregunté: qué me está pasando, por qué estoy así de nuevo, por qué sentía que era injusto!!? Y Él me dio la siguiente Palabra:

" Yo conosco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.
Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido." 
(Apocalipsis 2:2-5)

Ahí me di cuenta y entendí, que estaba bien estar indignada con la situación que estaba atravesando, que el Señor también estaba de acuerdo; pero Él me reclamaba el olvidarme cuál era mi misión. Y que si no volvía de nuevo al camino, me iba a desechar como árbol seco.

Comprendí, que uno no debe parar de rescatar almas, por el sólo hecho de que los demás no sientan interés o Temor por la obra de Dios. Que mis ojos y pensamientos se estaban desviando. Y también aprendí, que tengo que vigilar aun más para no volverme a preguntar: por qué siempre me equivoco o qué es lo que hago mal y que a Dios le desagrada!!?

Reflexión: A medida que pasa el tiempo, voy creciendo, aprendiendo de mis errores y obteniendo más experiencia. Cada día que pasa aprendo a enfocarme más en las cosas de Dios.

Objetivo: No volverme a desviar con tonterías y preocuparme sólo por lo que realmente es valioso e importante, Dios.

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