"Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve. Porque, ¿ Cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve."
Lucas 22: 25-27
El Señor nos regaña diciendo que nosotros estamos para servir, no para ser servidos por los que recién llegan a la presencia de Dios. Que debemos enseñarles todo lo que hemos aprendido de la Palabra de Dios, de la misma manera que se nos enseñó; con el mismo amor, paciencia y dedicación.
Que nosotros no podemos creernos superiores. Que debemos verlos como una piedra preciosa, para que se nos sea retribuido todo lo que damos. Es ahí, donde nosotros somos honrados y glorificados por Dios.
Que no debemos pelear por averiguar quién es mayor entre nosotros. Porque nosotros sabemos (y el que no sabe, escuche) que el Mayor, es el invitado, el alma que rescatamos del mundo.
Por eso, el Señor, dice (en favor a nuestra recompensa):
"Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas. Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel."
Lucas 22: 28-30
Acá vemos claramente, que el Señor, nos promete un lugar a su lado, si obedecemos a su Palabra. Si nos comportamos como verdaderos siervos, y servimos, con toda honra y placer. Que mientras vivamos en obediencia, vamos a pasar por pruebas, pero aquel que las logre superar va a ser recompensado, allá en los cielos.
Reflexione y piense cómo ha sido su comportamiento!!? Ha sido un siervo, o Señor!!? Cómo a tratados a sus invitados, con amor y dedicación, o como si fuesen una carga pesada!!?
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