"Pero al anunciaros esto que sigue, no os alabo; porque no os congregáis para lo mejor, sino para lo peor.
Pues en primer lugar, cuando os reunís como iglesia, oigo que hay entre vosotros divisiones; y en parte lo creo.
Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados.
Cuando, pues, os reunís vosotros, esto no es comer la cena del Señor.
Porque al comer, cada uno se adelanta a tomar su propia cena; y uno tiene hambre, y otro se embriaga.
Pues qué, ¿no tenéis casas en que comáis y bebáis? ¿O menospreciáis la iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen nada? ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabo." (1 Corintios 11:17-22)
Pues en primer lugar, cuando os reunís como iglesia, oigo que hay entre vosotros divisiones; y en parte lo creo.
Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados.
Cuando, pues, os reunís vosotros, esto no es comer la cena del Señor.
Porque al comer, cada uno se adelanta a tomar su propia cena; y uno tiene hambre, y otro se embriaga.
Pues qué, ¿no tenéis casas en que comáis y bebáis? ¿O menospreciáis la iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen nada? ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabo." (1 Corintios 11:17-22)
En estos versículos, podemos ver que el Señor se entristece y se ve adolorido por nuestras mala obras y actitudes. Muchos dicen servirlo pero crean divisiones y contiendas, sólo por conservar un lugar que no existe, porque delante de Dios somos todos iguales.
Y en el momento de demostrar que sus palabras son verdaderas y sinceras, sólo se preocupan por salvarse ellos mismos, por crecer ellos mismos; y se olvidan de todos los invitados, que quedan sólos y a la deriva en la casa del Señor.
Nuestra misión como Siervos e Hijos de Dios es Enseñar y ayudarlos a que consigan la Salvación. Pero hay muchas almas que están perdidas dentro de la iglesia, que no saben comer ni beber. Que hasta ahora no lograron conocer a Dios, que no saben como acercarse a Él ni como buscarlo; porque no se los ha preparado. Y lo peor de todo es que muchas veces, se ríen a las espaldas de ellos y los humillan y avergüenzan, como si eso fuera una hazaña, y creen que son merecedores de una recompensa.
El Señor ve esta actitud como si nos avergonzáramos de a Quién servimos, alabamos y glorificamos.
Por eso, piense en como ha trabajado en la obra, como ha sido su ministerio, sus actitudes con el prójimo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario