"Hijo de hombre, vé y entra a la casa de Israel, y habla a ellos con mis palabras. Porque no eres enviado a pueblo de habla profunda ni de lengua difícil, sino a la casa de Israel.
[...] Más la casa de Israel no te querrá oír, porque no me quiere oír a mí; porque toda la casa de Israel es dura de frente y obstinada de corazón."
Ezequiel 2:4-5,7
El Señor había enviado al profeta Ezequiel para que les abriera los ojos a su propio pueblo, el cual Él había libertado de la cautividad. Pero transcurrido el tiempo, habían vuelto a ser esclavos, pero esta vez, de su orgullo y vanidad; de su ceguera espiritual.
El profeta tuvo que ser preparado para enfrentar con dureza y frialdad, la maldad de su pueblo. Porque lo iban a atacar sin tener misericordia de él; porque ya no andaban en el camino de la vida y la verdad.
"He aquí yo he hecho tu rostro fuerte contra los rostros de ellos, y tu frente fuerte contra sus frentes. Como diamante, más fuerte que pedernal he hecho tu frente; no los temas, ni tengas miedo delante de ellos, porque son casa rebelde."
Ezequiel 2:8-9
Porque el Señor sabia que ellos no iban a aceptar los regaños de una persona desconocida (aunque para Dios no lo era)
Era necesario, que alguien intentase salvar a su pueblo de su propia oscuridad.
En otras palabras, Dios siempre envía a sus profetas para hacer entrar en razón a aquellos, que estando aún dentro de la iglesia, están inmerso en la oscuridad; apartados de Él, que no oyen ni prestan atención a su voz ni a su palabra, que están encerrados en su orgullo y cometiendo pecado (olvidándose de quienes eran antes de que Dios los rescatase), impidiéndole a Él actuar en sus vidas ni en su casa (iglesia)
Muchos dicen ser sus "SIERVOS" pero ya hace mucho tiempo que se desviaron del camino y no se dan cuenta, y no buscan volver al principio.
El Señor antes de expulsarnos físicamente de su lado, intenta darnos la última oportunidad para que cambiemos de opinión y nos humillemos ante Él; ya que, no nos quiere perder, porque nos ama.
Tarea
En un lugar donde usted se sienta cómodo y esté a solas, medite y pregúntese,
como ha sido su actitud en la obra?
Ha cuidado de su vida espiritual o la ha dejado de lado, como algo de menor importancia?
Se considera salvo, o busca constantemente su Salvación?
Ora, ayuna, lee la biblia con placer o lo hace por obligación?
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